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Steirereck: De la guía Michelin a cocinar raciones solidarias en Viena

EFE/EPA/CHRISTIAN BRUNA

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Steirereck: De la guía Michelin a cocinar raciones solidarias en Viena

Viena, 6 abr (EFE) – Cerrado por la actual pandemia, uno de los mejores restaurantes de Europa, el vienés Steirereck, con dos estrellas Michelin, ha puesto sus fogones al servicio de quienes luchan en primera línea contra el COVID-19.

Los cocineros de este local preparan cada día un millar de platos, no como hasta ahora para los sibaritas llegados de todo el mundo sino para los funcionarios más expuestos: policías, sanitarios y bomberos, entre otros.

DEPÓSITOS LLENOS DE COMIDA

Lo que al principio empezó como un improvisado gesto solidario para vaciar los depósitos llenos de comida que tenía el local, se ha convertido en un proyecto que seguirá adelante hasta el final de la pandemia.

Así lo cuenta Birgit Reitbauer, jefa del Steirereck y esposa del ‘chef’ Heinz Reitbauer, cuyo establecimiento fue en 2019 el número 17 en el ránking mundial elaborado por la revista gastronómica británica «Restaurant».

«Empezamos el día que nos enteramos de que todos los restaurantes tenían que cerrar sus puertas», recuerda la empresaria esas frenéticas jornadas a mediados de marzo, cuando el Gobierno anunció el cierre casi total de la vida pública en el país alpino.

Después de cuatro semanas de epidemia, Austria cuenta actualmente con unos 12.000 casos de coronavirus confirmados, con unos 200 fallecidos, pero con una pronunciada tendencia a la baja en las nuevas infecciones.

Las autoridades siguen permitiendo salir a pasear, o incluso a hacer deporte, a quienes vayan solos o con las personas con las que viven, pero insisten en reducir al máximo el contacto social y el movimiento, especialmente a las personas mayores y con enfermedades.

COMIDA POPULAR EN LUGAR DE ALTA COCINA

En lugar de sofisticados platos de la alta cocina, los cocineros del Steirereck preparan ahora típica comida casera austríaca e internacional, como pimientos rellenos, lasaña, verduras y diferentes carnes, siempre acompañado de arroz o pasta.

«Cuando tuvimos que cerrar, nuestros depósitos estaban llenos. Nos reunimos, pensamos qué podríamos hacer y decidimos preparar comida para los que ayudan (a combatir la pandemia)», cuenta Birgit Reitbauer en declaraciones a EFE-EPA.

El Steirereck tiene otros dos restaurantes más populares, por lo que no hubo problema para cambiar de la llamada «haute cuisine» a platos más populares y caseros, cuenta.

Una decena de cocineros trabaja de forma voluntaria en tres turnos separados, para asegurar que haya suficiente espacio en la cocina y no se produzcan nuevos contagios.

Las comidas son luego entregadas de forma gratuita a las fuerzas de seguridad y a los servicios de ambulancia de Viena.

PARTICIPACIÓN DE LOS PROVEEDORES

Si bien al principio las comidas se nutrían de las reservas de alimentos del restaurante, ahora la materia prima proviene de proveedores habituales del restaurante, que participan así en esta acción solidaria.

Preguntada sobre las perspectivas para el sector de la gastronomía una vez superada la crisis del COVID-19, Reitbauer se muestra optimista.

«Creo que volveremos pronto al nivel habitual, porque mucha gente estará feliz de poder salir de nuevo, de visitar nuevamente restaurantes y de no tener que cocinar en casa siempre», asegura.

«Tenemos ganas de que llegue el momento (de la apertura). Somos como atletas de alta competición, estamos acostumbrados a rendir al máximo», concluye Reitbauer.

MÁS INICIATIVAS

La de este conocido restaurante situado en un céntrico parque de Viena no es la única iniciativa del sector de la hostelería más exclusiva para ayudar a sanitarios y fuerzas de seguridad.

El Hotel Intercontinental de Viena, un establecimiento de cinco estrellas cercano al Steirereck, lanzó el pasado miércoles un sistema gratuito de comida a domicilio, que ha tenido una enorme acogida entre las personas mayores.

Uno de los atractivos del sistema de entrega es que participan en él las «Fiaker», las típicas carrozas turísticas de Viena, que se han sumado a la iniciativa, también de forma altruista.

HOTEL CERRADO, COCINA ABIERTA

«El hotel está, desgraciadamente, vacío. Queremos ayudar. Así que pensamos en repartir comida», explica a Efe al teléfono Brigitte Trattner, la directora del establecimiento, cerrado como parte de las medidas para limitar el contacto social.

Los usuarios, que suelen ser mayores de 70 años o bien personas que están al cargo de ancianos, realizan los pedidos telefónicamente para el día siguiente.

La comida se prepara en las cocinas por el personal del hotel, y en el menú destacan los platos típicos de la gastronomía austríaca. Suele consistir en un entrante, que suele ser una sopa, y un plato principal, generalmente de carne.

Si en la primera jornada se recibieron 170 solicitudes, esta semana se espera llegar a la capacidad máxima de unas 350 comidas.

Los encargados de empaquetar y acercar la comida a los ancianos son todos voluntarios que no cobran nada y que trabajan bajo estrictas condiciones higiénicas, y visten guantes y mascarillas de protección.

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